Marian Laton, de la novela "un hombre para mi" de Johanna Lindsey.
Nueva Inglaterra, 1870. Las
gemelas Amanda y Marian Laton pueden parecer idénticas, pero Amanda es
caprichosa, temperamental y muy vanidosa, mientras que la enérgica Marian
esconde su belleza detrás de sus gafas y sus ropas descuidadas.
Marian a pesar de no necesitar sus enormes lentes, decide utilizarlos para evitar ser confundida con su hermana y pasar lo mas desapercibida posible del resto de los demás, en especial a los hombres.
Para pasar
inadvertida elegía vestidos de colores poco favorecedores y de diseños muy
sencillos. Lucía un peinado adusto, más adecuado para la abuela de alguien que
para una joven de apenas dieciocho años. Pero su disfraz no habría funcionado sin
las gafas que llevaba puestas. Eran de montura grande y de cristales gruesos
que le ampliaban los ojos hasta casi el doble de su tamaño, lo que le confería
un aspecto extraño, con los ojos saltones, que resultaba muy poco atractivo.
Cuando el padre
de ambas muere, las dos refinadas muchachas deben abandonar su tierra natal
para trasladarse al rancho de su tía, en Tejas. Allí conocen a Chad
Kinkaid, hijo de un ranchero vecino.
Marian se enamora locamente de Chad, pero sabe que, como ha ocurrido con todos los
hombres que ella y su hermana han conocido, él acabará eligiendo a Amanda.
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